Dejar el mundo atrás (adaptación de la novela homónima de Rumaan Alam) es un thriller apocalíptico que trasciende los límites del género para explorar temas como la paranoia contemporánea, la fragilidad de las estructuras sociales y las divisiones raciales y de clase en tiempos de crisis. Dirigida por Sam Esmail (creador de *Mr. Robot*), la película combina un tono ominoso con un comentario social incisivo, utilizando un colapso misterioso y gradual como metáfora de las tensiones latentes en la sociedad estadounidense.  

Temas principales

1. Desconfianza y paranoia:

La película juega con la incertidumbre y la desinformación, reflejando la ansiedad de la era digital. Los personajes —especialmente las familias protagonistas, una blanca (los Sandford) y una negra (los Scott)— desconfían entre sí a medida que el mundo exterior se desmorona. Esta dinámica explora cómo el miedo agudiza los prejuicios, incluso entre personas supuestamente "civilizadas".  

2. Fragilidad de la modernidad:

El apagón tecnológico y los eventos inexplicables (ciervos actuando de forma agresiva, vehículos autónomos, sonidos ensordecedores) simbolizan cuán dependientes somos de sistemas que no controlamos. La película sugiere que, bajo una crisis real, el orden social se desvanece rápidamente, dejando al descubierto el egoísmo y la supervivencia individual.  

3. Desigualdad y privilegio:  

La diferencia de clase y raza entre las familias es central. Mientras los Sandford (Julia Roberts y Ethan Hawke) representan un privilegio incómodo —incapaces de reconocer inicialmente su sesgo—, los Scott (Mahershala Ali y Myha'la) encarnan la desconfianza histórica de las minorías hacia un sistema que les ha fallado. La escena en la que Ruth (Myha'la) cuestiona a Amanda (Julia Roberts) sobre su actitud defensiva es un momento clave que expone microagresiones raciales, pero más aun; la desalentadora decepción que provoca el asimilar la conducta de la sociedad en la actualidad. 

4. Aislamiento en la era hiperconectada:

A pesar de estar en una casa lujosa, los personajes están completamente aislados, sin acceso a noticias fiables. Esto refleja la paradoja moderna: vivimos conectados, pero somos vulnerables a la desinformación y al pánico cuando esa conexión desaparece.  

Reflexiones finales

- El apocalipsis como espejo: Sam Esmail no muestra invasiones alienígenas o zombies, sino un colapso silencioso y plausible. Esto hace que la película funcione como un espejo de nuestros miedos actuales: ciberataques, guerras no declaradas, cambio climático (representado por los ciervos y el tsunami simbólico) y polarización social.  

- El final ambiguo: La conclusión abierta —con Rose descubriendo la casa del productor de *Friends* y viendo el final de la serie— es una crítica irónica a la cultura del entretenimiento como refugio ante la catástrofe. Mientras el mundo se acaba, algunos solo buscan consuelo en la ficción, negando la realidad.  

- ¿Podemos "dejar el mundo atrás"? El título es irónico: los personajes intentan escapar de sus problemas (la familia Sandford alquilando una casa remota; los Scott buscando seguridad), pero la crisis global los alcanza. Nadie puede huir de las consecuencias colectivas.  

En resumen, "Dejar el mundo atrás" es una película inquietante y provocadora que usa el suspense no para ofrecer respuestas, sino para plantear preguntas incómodas sobre cómo reaccionaríamos si el sistema que sostiene nuestras vidas se desvaneciera. Es un retrato de la vulnerabilidad humana en la era de la incertidumbre.

Análisis: Psic. Hugo Lizana E.